El área de curaduría tiene menos variedad en su denominación que otras áreas. Sin embargo, también ha experimentado variaciones a lo largo de los años y hoy en día sus funciones no son iguales en todos los museos. En algunos casos, el área curatorial ha permanecido indisolublemente ligada a las colecciones, mientras que en otros casos, las colecciones se han constituido como un área autónoma, separada de —aunque vinculada a— la curatorial.
Actualmente, las áreas curatoriales pueden realizar todas o algunas de las siguientes funciones, entre otras:
- Propuestas de exposiciones temporales
- Propuestas de renovación de contenidos en salas o exposiciones permanentes
- Redacción de cedulario
- Redacción de contenidos para interactivos
- Solicitudes y seguimiento de préstamo de obra
- Selección de obra
- Realización de investigación temática, iconográfica y/o sobre las piezas de la colección
- Inventario y catalogación de obra
- Redacción de textos para catálogos y publicaciones
- Entrevistas para medios de comunicación
- Impartición de visitas guiadas especializadas
- Organización de eventos y actividades paralelas
- Capacitación de guías y voluntariado
- Impartición de pláticas y conferencias
- Vinculación con artistas y o académicos
- Localización de nueva obra o piezas para la colección
- Conservación de las colecciones
Debido a diversos cambios sociales y presiones externas, los museos han reforzado su vocación de servicio a la ciudadanía y ello ha involucrado también un cambio en los roles e interacciones entre las áreas. Si bien históricamente las áreas de curaduría estaban fundamentalmente enfocadas en el objeto, su conocimiento y su conservación, existe hoy en estas áreas un creciente interés y sensibilización sobre el impacto que su trabajo tiene en las y los visitantes. Esto ha invitado a nuevas formas de hacer discursos y de utilizar las colecciones.
Otro cambio sustancial en los museos, sobre todo a partir del siglo XX, fue el ir dejando de ser los centros productores de conocimiento por excelencia, para convertirse en centros de su difusión y socialización. Esto, en parte, se debió al surgimiento y consolidación de las universidades como principal institución generadora del saber, así como al desarrollo de nuevas formas de conocimiento desvinculadas de las colecciones (y más vinculadas a la observación de fenómenos microscópicos, a la lectura de textos, a la generación y análisis de datos, entre otros).
Sin embargo, OeD reconoce que, además, de su función de difusión y socialización, en el siglo XXI las colecciones son aliados clave para la generación de nuevo conocimiento: permiten descubrir prácticas sociales, tecnologías y técnicas desconocidas, identificar y proteger nuevas especies naturales, completar vacíos históricos, y un largo etcétera. Además, las colecciones permiten generar reacciones afectivas, emocionales e intelectuales significativas: nos estimulan, nos generan alegría, nos hacen recordar, nos indignan y por tanto activan, nos acercan a otros seres queridos, y más. Por tanto, el conocimiento que un museo tenga de ellas será una gran herramienta para enriquecer y complementar el trabajo educativo y social que esta institución lleva a cabo.